FELISA DE JUAN

 

Desnuda como el alba

Y yo me iré marchando poco a poco,

y no llevaré nada.

Me iré como he llegado,

desnuda como el alba.

Y cubriendo mis campos dejaré la ternura,

y prendida en el aire quedará la esperanza.

Dejaré la alegría,

dejaré la nostalgia,

y en el sordo rumor de una colmena

dejaré la palabra.

Y el amor y el dolor

dormirán junto al nido de las águilas.

Y yo me iré marchando

como una golondrina solitaría,

y llorará el silencio,

y callará mi alma.

Y el musgo amarillento

crecerá en el tejado de mi casa,

y en sus paredes viejas

florecerán las zarzas.

Y el gorrión que se aprendió tu nombre

dormirá en mi ventana,

le cantará al sosiego de la vida,

picará una amapola deshojada,

y guardará celoso mi equipaje

por si regreso en otra madrugada.

 

“Hacia la otra orilla”

 

Felisa de Juan

Publicada en la Revista “Amigos de Hacinas” nº 38; año 1988

 

 

 

 

Verde farolillo

Un puñadito de esperanza

quisiera rescatar

de este tiempo vivido.

Que se salve de este naufragio de los sueños

el más pequeño al menos,

que como verde farolillo

le diga al alma

que algo sutil se mueve,

que todo no es baldío.

Que no se quede la esperanza rota

entre mis manos

como maltrecho pajarillo.

Que esta tristeza persistente

no gane al fin,

que todo no se borre en el camino.

Un puñadito de esperanza quiero

para soñar...

Un puñadito.

 

Felisa de Juan

Publicada en la Revista “Amigos de Hacinas” nº 65; año 1994

 

 

 

Réquiem por mi tejado

Que te velen las dulces golondrinas,

que desplieguen crespones los recuerdos,

que regrese tu vieja chimenea

a envolverte en el humo de su incienso.

 

Buscaré aquellas blancas azucenas

que en tus tejas dejaron un "Te quiero",

recorreré tus ríos poco a poco

y besaré su musgo verdinegro.

 

Volverán los luceros trashumantes

a cruzar el oscuro firmamento

y aquellas noches claras, luz de luna,

y aquel leve rumor de algún secreto.

 

Perdón, porque no supe defenderte,

porque perdí mi fuerza en el intento.

Perdón, porque el amor bajó la guardia

y te dejó batirte en duro duelo.

 

Aún resuenan los golpes de piqueta,

aún tiemblan de la casa los cimientos,

aún llora la campana de la iglesia

porque algo de su pueblo está muriendo.

 

Réquiem por mi tejado en primavera.

Réquiem por mi tejado en el invierno.

Réquiem por mi tejado aquí en el alma.

Réquiem por mi tejado en el silencio.

 

Felisa de Juan

Publicada en la Revista “Amigos de Hacinas” nº 73; año 1997

 

 

¡Haz un milagro, abril!

¿Adónde vas, Abril, que no me esperas,

que pasas sin mirarme por mi acera?

¿Adónde vas, que no me llamas?

¿Qué hiciste de las hojas de mis ramas?

¿Por qué me dejas ir por este atajo

calle abajo rodando, calle abajo?

Mírame, Abril, ¿ya no recuerdas

que también yo fui nota de tus cuerdas,

que un día desperté por vez primera

enamorada de tu primavera?

Aunque yo por pudor no te lo diga,

regálale una rosa a esta mendiga;

que yo lo aceptaré como el abrazo

que llega de tu aurora hasta mi ocaso.

Muéstrame de tu magia la belleza.

Que se rompan tus rejas

y térsame la frente por un día

y déjame escuchar tu melodía.

Con voz queda y cansada te lo pido:

¡Haz un milagro, Abril, hazlo conmigo!

 

Felisa de Juan

Publicada en la Revista “Amigos de Hacinas” nº 115; año 2007

 

 

A Jesucristo

Amor del alma, cuando Tú me dejes,

si es que me has de dejar, que esté dormida,

que no pueda llorar porque te alejes,

que no sienta mi oído tu partida.

 

Que quede mi morada

en dulce paz, como si Tú estuvieras,

que se filtre la luz de tu alborada,

que me preste calor tu primavera.

 

Deja la puerta abierta

por si escuchas de lejos un suspiro:

es que mi vida quedará desierta

y no sabré que hacer si Tú te has ido.

 

Si es que te vas, si me abandonas,

cansado ya de mis enojos,

dime que me perdonas

y graba en mis pupilas esa mirada de tus ojos.

 

Deja huellas, Señor, por el sendero,

que yo pueda buscarte,

que yo pueda decirte que te quiero

cuando vuelva a encontrarte.

 

 

Felisa de Juan