ABDON DE JUAN
La mies es mucha
Yo he visto al jardinero, en el estío,
cual gotas de rocío,
verter el agua en las marchitas flores,
y, rociadas con el agua pura,
volver a su hermosura
despidiendo suavísimos olores.
He contemplado la dorada vega
en tiempo de la siega,
cual mar inmenso de encerada mies,
y al segador, cuya curtida frente
abrasa el sol ardiente,
someter las espigas a sus pies.
A torrentes brotar, también he visto,
del corazón de Cristo
su sangre redentora en una cruz
para ser derramada por el mundo;
sufrir dolor profundo
por dar al hombre ingrato eterna luz.
¡Oh, Padre de familias! manda obreros
que llenen tus graneros
de esa mies que se pierde en tu labranza.
Y, de cada cristiano verdadero,
haced un misionero
que lleve al mundo infiel paz y esperanza.
ABDÓN DE JUAN
(de sus años de seminarista)